viernes, 25 de abril de 2008

Oportunidades vs. Planes

Hace unos días terminé de leer "El último Judío", de Noah Gordon. La novela, narra las azarosas circunstancias por las cuales un joven judío, Yonah Toledano, pasa de la pobreza absoluta luego de la expulsión de los judíos de España en el s.XV a convertirse en un prestigioso médico.

La historia me hizo pensar, en cómo las oportunidades y las "decisiones del momento" tienen una influencia mucho más profunda en nuestras vidas que todos los planes que podamos hacer.

Somos más lo que oportunamente nos pasó, que lo que nos hubiéramos imaginado que nos podia pasar. Diría Drexler, Amor y Casualidad.

Increiblemente, le damos un valor enorme a los planes de vida. No podemos operar sin una hoja de ruta que nos diga qué se espera que hagamos. Quienes inconciente o deliberadamente no viven de acuerdo a un plan, son tachados de inmaduros, bohemios e inconstantes. Peor aún, quienes deciden abandonar un supuesto plan de vida son terriblemente criticados, y se los exhorta a no hacerlo.

¿Por intentar controlar nuestra vida, no será que dejamos que nuestros planes la controlen?

3 comentarios:

Daniel Cadenas dijo...

Me acuerdo que Toquinho una vez dijo en una entrevista que para poder liberarse e improvisar en la música, uno primero debe encarcelarse (con la disciplina para aprender teoría, técnica, etc.)

Creo que se puede vivir sin un plan y sin embargo ser constante y tener una vida ordenada. Creo que la clave es disfrutar del presente y ser coherente con lo que uno siente y piensa en el instante.

Por ejemplo, uno puede estudiar una carrera porque tiene el plan de comprarse un Mercedes a los 50 o puede estudiarla porque disfruta de cada momento mientras se aprende. O sea, darle prioridad al camino que a la meta. De afuera puede verse como un plan y sin embargo nunca lo fue.

Igual creo que es necesario tener prudencia que no es lo mismo que tener un plan. Por algo no saltamos sin paracaidas de un avión.

Gus dijo...

La síntesis podría ser: Aceptar el cambio como parte de la vida, ser "agil" y cambiar de ruta cuando sea necesario, pero conservar estables un juego de valores/principios/objetivos, que le den consistencia a las decisiones.

Anónimo dijo...

No sé si el tema es qué se espera que hagamos, sino que esperamos nosotros mismos de nuestra vida, y cuando las cosas no resultan como pensabamos, porque no depende de nosotros solos es que nos preguntamos para qué y porqué vivir de acuerdo a un plan.Y no creo que esté mal tener un plan, mientras no nos exijamos demasiado, lo fundamental es tratar de adaptarse a las vueltas de la vida, aprovechar los momentos pero no olvidarnos de a dónde queremos llegar.